lunes, 9 de diciembre de 2013

POLVORONES DE AVELLANA



Ingredientes:

100 gr de avellanas tostadas y sin piel
200 gr de harina de repostería
100 gr de azúcar -más finos quedan si utilizamos azúcar glas-
100 gr de manteca de cerdo —preferiblemente ibérico—
Azúcar glas para adornar


Preparación:

1. Precalentar el horno a 130˚, calor arriba y abajo.
2. Antes de nada, poner la harina en una bandeja e introducir la bandeja 30 minutos en el horno, moviendo de vez en cuando con la espátula. Va cogiendo un tono ligeramente tostado. Es importante que no se nos pase el tiempo porque si no amargaría la mezcla. Dejar reposar hasta el día siguiente.


3. Pelar las avellanas, y ponerlas en una bandeja en el horno, a una altura por debajo de la que hayamos usado para la harina. Conforme se vayan tostando, la piel se irá desprendiendo sola. Cuando las retiremos y se enfríen un poco, la piel termina de salir sin problemas, solo pasando los dedos por ellas. Reservar aparte, limpias y sin restos de piel —si queda alguna con piel no pasa nada—.


4. Con una batidora potente o un robot de cocina, triturar las avellanas.
5. En un bol, formar un volcán con la harina y las avellanas. Poner en medio el azúcar y la manteca semiderretida. Amasar hasta que notemos que se van uniendo todos los ingredientes. En principio queda como arena gruesa, momento en el que piensas “estonolosacopalante”. Pero nada más lejos de la realidad; con tus manos empiezas a unir esta especie de arena y vas formando una bola un poco aplanada, que se mete en el frigorífico entre 30 minutos y una hora envuelta en plástico transparente.


6. Sacar del frigorífico, quitarle el plástico, y con la palma de la mano ir aplastando un poco la masa —por los bordes se abre, pero luego se va arreglando—. Dejarla gordita y pasar suavemente el rodillo para igualar la superficie. Usar el cortapastas que os guste, e ir haciendo los polvorones —incluso un vaso pequeño os puede servir—. Cuando va sobrando masa, juntar de nuevo, como si estuvierais haciendo un puzzle, sin hacer otra vez una bola, solamente juntando las porciones de masa una detrás de otra, y uniéndola con cuidado con los dedos, y pasando el rodillo por la superficie para igualar. Con esto conseguimos aprovechar hasta casi las últimas miguillas.
7. Dejar reposar el tiempo que podáis. Yo los tengo una hora y quedan perfectos.
8. Dos maneras de hornearlos:
• Precalentar el horno a 200˚, sólo el grill, e introducir unos 15 minutos, a una altura media-alta —un poco más abajo de la que usemos cuando vamos a gratinar la pasta—. A partir del minuto 10 mirar por si vuestro grill va a toda caña, y se os queman.
• Si no queréis estar pendientes, se hacen fenomenal a horno 180˚, calor arriba y abajo, altura media, durante 20 minutos, dándole un toque de grill un par de minutos antes de finalizar el horneado.


9. Sacarlos del horno, y cuando estén fríos, espolvorearlos con abundante azúcar glas y retirarlos cuidadosamente con una espátula a la fuente de presentación.

Problemas que podeís tener en función de la harina —que no todas se comportan igual— o si es la primera vez que los hacéis.
• Que queden duros: demasiado horno
• Que se agrieten en exceso: poca manteca
• Que se rompan nada más tocarlo: poca manteca
• Que sepan mucho a manteca: manteca comprada desde hace mucho tiempo
• Que queden demasiado pegajosos en lengua: mucha manteca


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